En estos días pre navideños he tenido el placer de llevar un poco de musicoterapia a los niños que participan en un proyecto original y lleno de energía positiva: el «Cohete Creactivo».
Quien lo desarrolla es Pepe Bengoechea Carazo, maestro de Educación Especial y coordinador en la Unidad Educativa Específica del Colegio Balmes (UEECO), en Palma de Mallorca.
Pepe creó el proyecto «el cohete creactivo» hace un año, con la finalidad de enseñar a los niños con necesidades especiales habilidades prácticas y útiles en la vida diaria, y al mismo tiempo hacer que puedan gozar de las recompensas que dan el compromiso y el esfuerzo.
Los niños, con el apoyo de los educadores, restauran pequeños muebles a cambio de puntos que pueden canjear en los negocios que colaboran con esta iniciativa. Por ejemplo el mes pasado han podido elegir libros en la librería Agapea, y este mes podrán llevar a casa una cesta de Navidad para compartirla con sus familias durante las fiestas. De esta forma los niños ven los frutos concretos del trabajo que llevan a cabo, y esto contribuye a su desarrollo personal y social.
Pepe me explicó la filosofía de su aula, que es muy simple y eficaz: «Los objetivos de la UEECO no son marcados por el Ministerio de Educación, sino que los marcamos nosotros, o más bien: los alumnos mismos, y están totalmente adaptados a su nivel de aprendizaje».
Cuando descubrí esta iniciativa, decidí llevarles una vieja mesita de noche, y en las fotos podéis apreciar el resultado. Ha sido un trabajo largo en que todos han aportado su energía: lijando pintando, rasgando y al final han utilizado la técnica del envejecido para darle un toque vintage: ¡mirad que maravilla!
El musicuento, ambientado en la noche de Navidad, estaba rico de fenómenos de la naturaleza, que los niños han representado con instrumentos musicales muy variados: tambores oceánicos, palos de lluvia, truenos, tubos del viento, ranitas; y además han utilizado la voz y el cuerpo para interpretarlo.
Ha sido muy emocionante y era un placer ver sus caras de asombro descubriendo sonidos nuevos y tocando instrumentos tan «raros».
Luego no han faltado los villancicos y canciones propuestas por los niños mismos, que han tocado la guitarra, compartiéndola todos juntos.
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